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Historia de las colecciones

La constitución de las colecciones

 

La Prehistoria sigue estando íntimamente relacionada con el Périgord, en particular, con el valle del río Vézère en el que, desde el siglo pasado, hombres animados por la pasión de sus orígenes y por las ciencias, nunca han parado de realizar prospecciones, para hallar, en las profundidades de la tierra, los vestigios de lejanos antepasados.

Esta larga búsqueda ha permitido una extraordinaria cosecha de yacimientos prehistóricos y de áreas excepcionales, y acumular valiosos vestigios. Estos trabajos, llevados a cabo con paciencia, por fin han logrado volver a descubrir la increíble antigüedad del Hombre, su rica y compleja historia, su sorprendente adaptabilidad a un entorno cambiante, sus predisposiciones para renovar su forma de vida, sus conocimientos y su visión del mundo.

El Museo Nacional de Prehistoria de Eyzies de Tayac, en el propio corazón del Périgord, procede directamente de este movimiento de interés por el pasado más lejano de la humanidad. A la vez lugar de memoria para la historia de la Prehistoria, conservatorio de objetos, centro de estudios, lugar de difusión de conocimientos adquiridos y en constante evolución, es, desde su creación, un lugar de referencia, tanto para los historiadores de la Prehistoria, como para todos los públicos. Pero esta situación privilegiada, para durar, depende de la capacidad del museo para reactualizar sus colecciones.

 

Uno de los momentos relevantes de la historia de las colecciones está profundamente relacionado con la actividad de Denis Peyrony, inagotable investigador al que debemos el descubrimiento de muchos yacimientos, del que procede el primer fondo de colecciones, origen de la creación del Museo de Eyzies en 1913 y, por otro lado, haber proporcionado a éste último una vocación única, relativa a la Prehistoria antigua (-400.000 a –8.000 a. de C.).

Esta vocación siempre se ha mantenido y ha sido reafirmada a lo largo de estos veinte últimos años, segundo momento relevante durante el que la cuestión de las colecciones se plantea de forma aguda. El periodo de la posguerra ha sido particularmente activo y fecundo para la arqueología. Se realizaron muchos descubrimientos, se modificaron los métodos y los recursos de las excavaciones e investigaciones, los conocimientos sobre el hombre prehistórico, su forma de vida, su entorno, han progresado considerablemente, que hacen necesaria una profunda adaptación del museo, para la que la reactualización de las colecciones se ha convertido en una condición previa fundamental.

Para ello, el proyecto científico y cultural, elaborado para la renovación del museo, ha definido las grandes orientaciones de desarrollo del circuito de visita: ofrecer un panorama exhaustivo y calculado cronológicamente, de las culturas prehistóricas que se han sucedido en Périgord, desde las más antiguas descubiertas (- 400.000 años), hasta los grandes cambios que marcan el final de Era Glaciar (hacia – 8.000), hacer que sean perceptibles los grandes momentos culturales que han marcado la evolución de la Prehistoria antigua, volver a situar la vida de los hombres prehistóricos en su entorno natural, por fin presentar los distintos aspectos de su forma de vida (actividades de subsistencia, transformación de la materia, hábitat, sepultura, engalanamiento y arte).

 

La apuesta era atrevida y sin duda imposible de alcanzar sin la política enérgica de ampliación de las colecciones, implementada por el equipo del Museo Nacional, desde finales de los años 80, y que al final ha logrado hacer entrar en el museo gran parte de mobiliarios arqueológicos, procedentes de excavaciones realizadas en Périgord, desde finales de la Segunda Guerra Mundial, ampliar su vocación territorial al gran Suroeste y más allá, subsanar vacíos cronológicos, beneficiarse de colecciones bien documentadas, desde un punto de vista científico, y completar en profundidad algunos ámbitos, como el de las artes, la paleoantropología o la fauna. Por fin, habrá sido determinante, para el diseño de espacios de exposición permanente, ya sea para “el paso del tiempo”, “puntos faunas “, momentos culturales relevantes, tecnologías y juegos de utillajes líticos u óseos, característicos de las diferentes épocas de la Prehistoria.

El número y la tipología de las adquisiciones realizadas durante este periodo, en mayoría Perigordienses o Lotenses, son notables. Más allá de los yacimientos clásicos, abarcan conjuntos arqueológicos completos, procedentes de yacimientos con estratigrafías, que incluyen numerosos niveles culturales (yacimientos de Solvieux, Las Pélénos, Chabanetas…), de series complementarias de las colecciones existentes en el museo (Roc de Gavaudun, Moulin du Milieu…), conjuntos elementales, que corresponden a mono actividades (Plateau-Parrain, Station du “Burin”, les Maîtreaux…), yacimientos de referencia (Les Tares, Les Peyrugues…) u objetos o series, únicos (caballo grabado en hueso de La Faurélie, friso de cabras montesas de la colección Wattelin, mobiliario del pozo de Lascaux…).

 

No obstante, es importante subrayar que un número relevante de estas adquisiciones recientes están acompañadas por una amplia documentación, esencial para su comprensión y su explotación museográfica, a veces completada por fondos de bibliotecas especializadas, de un gran interés.

Algunas colecciones adquiridas tienen un valor mayor todavía, porque son el resultado de una vida totalmente dedicada a la Prehistoria. Entre las más eminentes personalidades científicas gracias a las que conocemos en la actualidad y se nos ha transmitido este patrimonio prehistórico considerable, cabe mencionar Fr. Bordes, J. Gaussen L. Pales, G. Laplace, G. Bonifay, J.P. Texier, Cl. Barrière, P. Fitte, J.Ph. Rigaud, J. Texier. Añadamos también el importante depósito del Museo de Antigüedades Nacionales (el arte mobiliario de la Madeleine, de la colección Denis Peyrony) y las aportaciones de un centenar de donantes privados que han contribuido a ampliar las colecciones.